EL PRINCIPE FELIZ
Había una vez una estatua que
estaba en medio de la plaza, cubierta de oro, rubíes y zafiros. Él creía que
todo el mundo era tan feliz como él, que vivía en precioso castillo.
Una
vez vino una golondrina que se poso sobre su hombro, le callo una gota en sus
plumas y creía que estaba lloviendo, miró hacia arriba y vio que el príncipe
estaba llorando. Le pregunto porque lloraba y él le contesto que porque la
gente era pobre, no tenían dinero. El príncipe señala una ventana, para que la
golondrina la viera, y dijo esa pobre mujer tiene una niña muy enferma, no
tiene dinero para su cura y eso que se pasa todo el día cosiendo y bordando. Llévale
el rubí que tengo en la empuñadura de mi espada. La golondrina se lo llevo.
Señalo otra ventana, y dijo que le llevara un zafiro de sus ojos, la golondrina
dijo que no, no quería que su amigo se quedara ciego. El príncipe la convenció
y se lo llevo. Le hizo estos favores hasta que se quedo sin oro, sin rubíes y
sin zafiros.
Un invierno pasó el alcalde y vio la estatua. Dijo que era una birria, que la
fundieran. La estatua y su nueva amiga se quedaron sin palabras. Llego el día
de la fundición, se llevaron a la estatua y la golondrina, ya muerta, la metieron
en la papelera. Cuando fundieron a la estatua vieron un corazón de plomo,
también lo tiraron a la basura. Dios le dijo a uno de sus mejores ángeles que
le trajera lo más bonito que había en la tierra, el ángel le trajo a la golondrina
muerta y el corazón de plomo. Dios dijo que le había traído lo mejor. La golondrina,
quedo en el cielo para volar libre y la estatua quedó en el jardín más bello
del cielo.
Sandra, muy bien la ilustración que has elegido y la redacción, resumen de la lectura. Pero en esta ocasión has cometido algunas que otras faltas. Relee despacio el texto, descúbrelas tú misma y corrígelas ¿vale? Merece la pena porque la entrada está muy bien hecha.
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